Los tokens sociales, nacidos de la intersección entre la tecnología blockchain y la economía social, han evolucionado de la versión 1.0 a la 2.0. En la etapa 2.0, se han incorporado innovaciones como la identidad en cadena, la protección de la privacidad, la interoperabilidad entre múltiples redes y mecanismos de incentivos dinámicos, ampliando los escenarios de aplicación de los tokens sociales. Este artículo repasa los principales logros y limitaciones de la era 1.0, detalla las características fundamentales y casos paradigmáticos de la fase 2.0, analiza las nuevas tendencias tecnológicas, de gobernanza y de incentivos, examina los retos de la industria y las perspectivas de futuro, y ofrece así al lector un análisis especializado en social networking cripto.
Fuente: https://x.com/friendtech
En los inicios de la era 1.0 de los tokens sociales, surgieron numerosas iniciativas innovadoras orientadas a fusionar las redes sociales tradicionales con las finanzas descentralizadas. Entre los proyectos más destacados figuran Steem (una plataforma de contenidos en blockchain en la que los usuarios obtenían recompensas cripto por publicar), BitClout/DeSo (una red social descentralizada donde se podían “comprar participaciones” de creadores, es decir, tokens de autor), y DAOs creativas como Friends With Benefits (FWB). En la primavera de 2022, proyectos como “Friends.tech” llevaron la tokenización de las relaciones sociales en Twitter a la práctica, convirtiéndolas en “claves de chat privado” negociables. Estas propuestas permitieron a creadores y seguidores experimentar sistemas de pertenencia e incentivos tokenizados, evidenciando el amplio potencial de la economía social descentralizada.
Sin embargo, los tokens sociales 1.0 pusieron de manifiesto varias limitaciones:
Escasa base de usuarios: Inicialmente, la mayoría de usuarios eran expertos en cripto, y la participación de usuarios convencionales era baja, dificultando la expansión de las redes sociales.
Limitaciones técnicas y de costes: Las transacciones sociales sobre blockchain tradicional suponían costes elevados, latencias importantes y carecían de interfaces adecuadas. La experiencia de usuario era muy inferior a la de las aplicaciones Web2, obstaculizando la adopción a gran escala.
Modelo económico restringido: La excesiva dependencia de airdrops y umbrales mínimos para poseer tokens hacía que los incentivos no fuesen sostenibles. Muchos proyectos lograban repercusión rápida con recompensas iniciales, pero al disiparse la fiebre especulativa la actividad comunitaria descendía bruscamente, hasta el extremo de que “pocos sobrevivieron a la era 1.0”.
Fragmentación del ecosistema: Los primeros proyectos funcionaban sobre sus propias cadenas, generando silos de datos. Esto dificultaba la migración de usuarios y frenaba la aparición de efectos de red de mayor nivel.
En conjunto, la era 1.0 de los tokens sociales aportó aprendizajes esenciales para el entorno social Web3: demostró la viabilidad del modelo descentralizado, pero también expuso sus numerosos retos. La nueva generación de tokens sociales 2.0 explora vías de evolución a partir de estas experiencias, persiguiendo soluciones duraderas y útiles mediante la innovación tecnológica y de modelos de negocio.
En la era 2.0, los tokens sociales han recibido notables mejoras tanto en tecnología subyacente como en modelos de funcionamiento, con las siguientes características principales:
Identidad certificada en blockchain: Los proyectos 2.0 emplean identidades descentralizadas (DID) y “Soulbound Tokens” (SBT) para otorgar a los usuarios identidades digitales fiables y persistentes. Así, cada usuario mantiene la misma identidad en cadena a través de distintas DApps, conservando sus relaciones y reputación y logrando total independencia de datos frente a cualquier plataforma centralizada.
Protección de privacidad y tecnología ZK: La privacidad adquiere una relevancia clave en la era 2.0. Las tecnologías criptográficas como las pruebas de conocimiento cero (ZKP) permiten a los usuarios acreditar ciertos requisitos durante las interacciones sociales sin exponer sus datos privados. Este avance posibilita redes sociales respetuosas con la privacidad, como votaciones anónimas o evaluaciones de solvencia discretas, evitando juicios basados únicamente en el historial público de carteras.
Interoperabilidad multichain: En la actualidad, los tokens sociales ya no están limitados a una única blockchain. Los proyectos 2.0 emplean puentes cross-chain y protocolos de identidad unificados para que relaciones sociales y activos puedan circular entre distintas redes. Los usuarios vinculan sus monederos en varias cadenas y participan en grupos interconectados; los equipos pueden desplegar contratos o tokens en varias redes para captar nuevos usuarios, eliminando los antiguos silos de datos.
Mecanismos de incentivos dinámicos: Frente a los simples airdrops o recompensas por tenencia del modelo 1.0, en 2.0 los incentivos se ajustan dinámicamente según la participación y aportación real de cada usuario. Ejemplos de ello son el “link mining”, “escribir contenido remunerado” y las “recompensas por colaboración”, que incentivan la participación continua y aseguran beneficios económicos por la actividad social. Los proyectos aplican sistemas de evaluación (calidad de publicaciones, volumen de interacciones, reputación, etc.) para repartir tokens entre quienes aportan valor. Además, algunas plataformas diseñan economías orientadas al crecimiento colectivo, incrementando las recompensas conforme crece la comunidad, promoviendo mayor equidad y sostenibilidad.
Protocolos sociales abiertos: Existen cada vez más protocolos sociales para desarrolladores, como Lens Protocol y CyberConnect, que son grafos sociales open source. Estos protocolos traducen a la blockchain relaciones, seguimientos o reposts, facilitando que distintas aplicaciones aprovechen funciones sociales y permitiendo potencialmente la interoperabilidad de activos sociales entre distintas plataformas.
Estas novedades transforman el modelo “Token + Comunidad” en un ecosistema mucho más rico: no sólo se garantiza la autonomía sobre datos e identidad, sino que el valor derivado de actividades sociales (como la producción de contenido o la calidad de la interacción) queda registrado y es recompensado en la blockchain. Así se sientan las bases para la auténtica convergencia “red social digital + finanzas”.
Tabla comparativa Social Token 1.0 / 2.0 (Fuente: Gate Learn Creator Max)
En la era Social Token 2.0, proyectos como $FWB, $PENGU y $KAITO no sólo priorizan la emisión on-chain y la gobernanza transparente, sino que también integran incentivos a la creación de contenido, economía del conocimiento y tokenización de activos personales. En el plano técnico, suelen combinar suscripciones on-chain, contratos modulares, soluciones L2 y tecnologías zk, diseñando incentivos mucho más precisos y un ecosistema verdaderamente sofisticado, que avanza hacia la plena realización del “social como activo”.
En la era 2.0 han surgido numerosos proyectos exploratorios que ilustran, desde perspectivas diversas, cómo los tokens sociales pueden generar valor para el usuario y dinamizar la vida comunitaria en la práctica.
Imagen: https://www.fwbfest.info/
FWB es uno de los proyectos pioneros de tokens sociales. Funciona como un sistema de membresía a través de Discord: solo los tenedores de una cantidad determinada de tokens FWB pueden acceder a la comunidad y tomar decisiones. Así, FWB se consolidó como punto de encuentro para artistas, creadores y aficionados al blockchain. Además de crear una “membresía” digital, FWB organiza eventos presenciales de arte, fiestas, talleres de creadores y edita y vende productos culturales por su cuenta. La equivalencia entre token y pertenencia permite compartir beneficios y reconocimiento a través de la colaboración, reforzando el vínculo comunitario. Aunque el interés por FWB menguó con el tiempo, su modelo de economía de creadores y autogestión ha servido de referencia para futuras iniciativas.
Fuente: https://yaps.kaito.ai/
KAITO es una plataforma de información cripto basada en inteligencia artificial y recompensas sociales, dentro del ecosistema InfoFi. Utiliza minería de datos e IA para recopilar información relevante sobre cripto de Twitter, foros y portales de noticias, introduciendo un sistema de “Atención Tokenizada”. Mediante “Kaito Yaps”, la plataforma evalúa el contenido generado por los usuarios según calidad, profundidad y profesionalidad, y recompensa con tokens KAITO tanto a quienes publican información valiosa como a los usuarios activos en comentarios. Además, con sus eventos de social mining y atractivos airdrops, KAITO no sólo mejora la difusión informativa, sino que permite a cualquier usuario monetizar su contribución, fomentando una comunidad construida tanto por creadores como por informadores.
Fuente: https://dapp.uxlink.io/
UXLINK es una plataforma Web3 diseñada para escenarios sociales entre conocidos, con una experiencia basada en el ecosistema de chats de Telegram. Mediante módulos como social mining (que recompensa el comportamiento social cotidiano), exchanges descentralizados en los propios chats y staking de liquidez, ofrece una experiencia cripto-social de acceso muy sencillo. Su modelo dual utiliza UXUY como token de incentivos y UXLINK como token de gobernanza.
UXLINK integra además comunidades, desarrolladores y socios gracias a grandes campañas de airdrop que conectan múltiples intercambios y plataformas. Los usuarios solo necesitan Telegram para unirse al ecosistema, facilitando el acceso y la participación. En poco tiempo, UXLINK ha reunido millones de usuarios y miles de grupos activos, logrando articular una red social multichain. Su éxito demuestra que, al integrar herramientas sociales populares con incentivos inmediatos, es posible unir rápidamente conductas sociales tradicionales y economía tokenizada.
Estos ejemplos muestran cómo los proyectos de tokens sociales 2.0 tienden a ligar los tokens a derechos sociales concretos, producción de contenido o participación comunitaria, de modo que los usuarios obtienen un valor económico real por interactuar. El valor del token se materializa en eventos presenciales, contribuciones de contenido o conductas interactivas. Frente al auge artificial por airdrops de la era 1.0, los proyectos 2.0 priorizan ecosistemas endógenos y sostenibles: solo si el usuario percibe utilidad real en el token la comunidad prospera a largo plazo.
En la fase 2.0, los tokens sociales están innovando en diversos frentes. Destacan las siguientes tendencias:
Infraestructura basada en protocolos: Se acelera el desarrollo de capas de protocolo social, con proyectos como Lens y CyberConnect que ofrecen grafos sociales componibles. Los nuevos protocolos permiten que los desarrolladores utilicen datos sociales compartidos (seguimientos, fans, registros de interacción) en sus propias aplicaciones, facilitando la interoperabilidad de cuentas y activos sociales. Además, algunos proyectos ya están creando oráculos de datos sociales que trasladan la actividad off-chain a la blockchain, respaldando así el perfilado de usuarios y el análisis de comportamiento en DApps.
Modelos de gobernanza multimoneda: Cada vez más proyectos adoptan modelos de gobernanza duales o con múltiples roles, diferenciando la utilidad de los tokens y las competencias de captura de valor. El modelo dual de UXLINK (un token para incentivos, otro para gobernanza) se está consolidando como tendencia para reducir fricciones entre la comunidad y el equipo fundador. El voto en gobernanza, por su parte, puede combinar factores como duración del staking, cantidad de tokens, nivel de actividad o posesión de NFTs, incentivando el compromiso y la aportación a largo plazo.
Economía dinámica mediante smart contracts: Los ecosistemas de tokens sociales recurren cada vez más a mecanismos automáticos y algorítmicos para equilibrar los incentivos. Se utilizan reglas como ponderación temporal, reputación o bonus por actividad, premiando a quienes demuestran compromiso sostenido. Algunos proyectos aplican modelos de financiación curva o tasas dinámicas, ajustando la escala y distribución de recompensas en función del tamaño comunitario y el mercado, fortaleciendo la resiliencia del sistema.
Calidad de contenido y control anti-spam: Para preservar la calidad, los proyectos 2.0 diseñan incentivos que premian el contenido y la interacción de calidad usando IA y aprendizaje automático, priorizando originalidad y profundidad frente a puras métricas cuantitativas. Los mecanismos anti-spam (revisiones anti-bot, reportes de la comunidad, etc.) son ya la norma, garantizando que el valor vaya a quienes realmente contribuyen.
Integración sectorial y verticalización: Los tokens sociales 2.0 amplían sus usos combinándose con NFTs, juegos y otros ámbitos (como nuevos sistemas de crédito basados en SBT o autenticación NFT), o aplicándose a sectores tradicionales donde la actividad comunitaria se traduce en descuentos o servicios concretos. Estas iniciativas diversifican las aplicaciones y aportan valor tangible al usuario.
En definitiva, la innovación en el social token 2.0 se refleja tanto en productos individuales como en la integración de ecosistemas sociales, financieros y de identidad. Esta tendencia abierta y colaborativa guiará la evolución de los futuros entornos sociales.
A pesar de que el concepto de social tokens comenzó a ganar terreno en 2021, la mayoría de las primeras propuestas fracasaron. Las razones se repiten: problemas de diseño en los incentivos, baja retención de usuarios y expectativas poco realistas sobre los activos.
BitClout (más tarde DeSo) fue uno de los primeros proyectos en relacionar tokens con personajes de Twitter, permitiendo la creación de “monedas de creadores” sobre figuras como Elon Musk o Vitalik. Sin embargo, presentó graves problemas:
Falta de consentimiento: Los tokens no estaban vinculados a los creadores reales, lo que generó confusión y crisis reputacionales.
Enfoque especulativo: La mayoría de usuarios participaron por obtener beneficios inmediatos, sin interacción real ni producción de contenidos.
Infraestructura on-chain obsoleta: DeSo creó su propia blockchain, aislándose y quedando fuera del ecosistema de monederos y exchanges de referencia.
Como consecuencia, tras el auge especulativo de 2021, BitClout desapareció del radar, convirtiéndose en un caso de advertencia sobre los riesgos de la “moneda de celebridades Web3”.
Rally intentó emitir sub-tokens independientes para creadores con funciones de trading, propinas y comunidad en su propia plataforma “Creator Coin”. En un primer momento atrajo a músicos, youtubers y comunidades de fans, pero cayó por varias razones:
Arquitectura centralizada: El proyecto se basaba en plataformas privadas, sin control real de los activos por parte de los usuarios.
Alta inflación de incentivos: La continua emisión de tokens RLY diluyó rápidamente el valor.
Falta de mecanismos de salida: Los usuarios con sub-tokens carecían de liquidez y finalmente perdieron su inversión.
En 2023, Rally anunció su cierre y la suspensión de reembolsos, convirtiéndose en un ejemplo negativo de economía de contenidos cripto.
$STARS buscaba dinamizar la interacción y los incentivos tokenizados mediante un sistema de nombres e identidad on-chain, pero se topó con los siguientes problemas:
Comunidad muy reducida: El alcance se limitó al ecosistema Cosmos, sin establecer un ciclo de incentivos real.
Falta de casos reales de interacción: Las funciones sociales se limitaron a registros de dominios y visualización, sin contenido relevante ni aportaciones.
Desfase entre expectativas y realidad: Presentado como “ENS + grafo social en blockchain”, atrajo capital especulativo, pero sus resultados distaron mucho de las promesas iniciales.
Actualmente, $STARS ha perdido prácticamente todo su valor, reflejando las limitaciones del enfoque “identidad primero, lo social después” en blockchain.
Las principales enseñanzas de estos fracasos son:
Sin una “relación real con los creadores”, los tokens sociales solo sirven para especulación vacía.
Sin “control efectivo de activos en blockchain”, no se puede retener la confianza del usuario.
Sin “dinámica constante de contenido e interacción”, el crecimiento de usuarios es efímero.
Sin “mecanismos óptimos de salida y reciclaje de tokens”, el sistema de incentivos se acaba viniendo abajo.
Los tokens sociales se encuentran en una fase crucial de transición entre la 1.0 y la 2.0. La evolución desde el experimento especulativo de “personas como activos” hacia una economía de protocolos basada en “lo social como red”, junto al auge de proyectos como Kaito, philand y PENGU, demuestra que el entorno social cripto está superando el modelo clásico de “compra y venta de personas” y evolucionando hacia propuestas funcionales y sostenibles.
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