Los analistas de VanEck consideran que Ethereum está afianzando su posición como competidor relevante frente a Bitcoin en la pugna por convertirse en la principal reserva de valor.
Este avance se debe en gran parte a la adopción creciente de las Digital Asset Treasuries (DATs), ya que cada vez más empresas internacionales eligen Ethereum y Bitcoin para custodiar sus activos digitales.
Inicialmente, Bitcoin fue la opción preferida para las DATs por su suministro limitado y su probada estabilidad. Sin embargo, los recientes acontecimientos han incrementado el interés del mercado por Ethereum.
En Estados Unidos, los cambios normativos han resaltado la importancia de las stablecoins y la tokenización, pilares del ecosistema de Ethereum.
Como resultado, los casos de uso de ETH se han diversificado más allá de su función original, y grandes firmas de intermediación y plataformas de intercambio ya ofrecen acciones tokenizadas basadas en la blockchain de Ethereum.
Así, la mayor flexibilidad de Ethereum se percibe como una de sus ventajas estratégicas frente a Bitcoin.
Según VanEck, Ethereum permite implementar estrategias financieras más sofisticadas, lo que facilita que las instituciones acumulen ETH de forma más eficiente que BTC.
Con el staking en Ethereum, las tesorerías tienen la posibilidad de obtener ETH adicional al reforzar la seguridad de la red, una rentabilidad que Bitcoin no puede ofrecer de manera directa.
La transición de Ethereum del Proof of Work (PoW) al Proof of Stake (PoS) ha impactado de forma significativa en su tasa de inflación.
Los datos de VanEck indican que este cambio ha supuesto una caída abrupta en el crecimiento de la oferta de ETH: desde aproximadamente 120,6 millones de ETH en octubre de 2022 hasta 120,1 millones en abril de 2024, lo que representa una tasa deflacionaria del -0,25 %.
En contraste, la oferta de Bitcoin creció un 1,1 % en ese mismo periodo, haciendo que la política inflacionista de Ethereum resulte más atractiva para los tenedores de ETH.
La tasa de inflación de Bitcoin se reduce un 50 % en cada “halving”, lo que aporta previsibilidad a su evolución inflacionaria. Sin embargo, la principal preocupación es que Bitcoin se ha apoyado tradicionalmente en las recompensas inflacionarias de bloques para incentivar a los mineros.
Durante el último año, los mineros de Bitcoin han generado colectivamente más de 14.000 millones de dólares en recompensas por inflación.
Con cada “halving” y la consiguiente reducción de la inflación de Bitcoin, su modelo de seguridad afronta desafíos crecientes, lo que puede implicar una mayor dependencia de las comisiones de transacción o de la revalorización del precio. Sin estos recursos, la seguridad de la red podría verse comprometida y podría requerir una revisión profunda del modelo económico.
Por el contrario, el sistema PoS de Ethereum otorga mayor protagonismo a los titulares de tokens en la gobernanza de la red. Las decisiones sobre actualizaciones y políticas económicas se alinean más claramente con sus intereses.
Esto difiere del modelo de gobernanza de Bitcoin, centrado en los mineros, donde los incentivos económicos de los mineros suelen determinar la toma de decisiones.
Por tanto, los analistas de VanEck sostienen que, conforme Ethereum evolucione con una gobernanza más adaptable, podría consolidarse como una reserva de valor a largo plazo superior a la de Bitcoin.