Desde la perspectiva de un amante de los NFT: Mi viaje de tres años con los pingüinos gordos.
Hace unos días, utilicé las ganancias del airdrop de Pingüino Gordo para comprar una casa en el distrito escolar, como regalo de Navidad para mi hija. Al recordarlo, este viaje comenzó hace 1090 días, cuando recién me uní a la comunidad de Pingüinos.
Retrocediendo en el tiempo hasta diciembre de 2021, mi hija solo tenía medio año, acababa de renunciar a mi trabajo y no tenía muchos recursos, lleno de incertidumbre sobre el futuro. A pesar de ello, decidí invertir 0.7ETH en la compra de un NFT de un pingüino gordo. Esta decisión no fue motivada por un instinto especulativo, sino por un puro amor por estos adorables pingüinos. Aunque en ese momento no esperaba ningún retorno, sentí que tenerlo era muy significativo.
Desde entonces, han aparecido dos roles importantes en mi vida: una es mi hija, a quien debo esforzarme por mantener y criar, y el otro es la comunidad de pingüinos, que requiere mi atención y participación constantes. Aunque ambos requieren bastante esfuerzo, esto